Los grandes líderes son personas que saben manejar las emociones

El líder de un equipo es la persona que tiene la autoridad para establecer normas de dicho equipo y maximizar la armonía y la colaboración entre los miembros de este, asegurando así que las diferentes habilidades de compañeros se utilicen de manera óptima. Esto sólo es posible elevando el tono emocional.

Siguiendo a Daniel Goleman, autor que estoy releyendo en estas semanas, “los grandes líderes son personas muy movilizadoras, personas que despiertan nuestro entusiasmo y alimentan lo mejor que hay en nosotros. Cuando tratamos de explicar su especial habilidad apelamos a nociones como la planificación, la previsión o el poder de las ideas, pero la realidad es mucho más sencilla: los grandes líderes son personas que saben manejar las emociones.”.

Así, no importa lo que hagan, si se dedican a planificar la estrategia o son responsables de planificar las acciones del equipo, porque su éxito no depende tanto de lo que hacen sino del modo en que lo hacen.

Para Goleman el liderazgo no debe apoyarse tanto en la autoridad como en la excelencia en el arte de las relaciones, una singularidad habilidad que los cambios experimentados el mundo empresarial se ha tornado indispensable.

Así, el liderazgo, depende más que nunca de variables interpersonales, generando sinergias entre las personas que despiertan la lealtad y el compromiso hacia valores compartidos.

 

La autenticidad como valor empresarial

Uno de esos valores compartidos más en boga es la autenticidad. Practicar este comportamiento aporta enormes beneficios en los entornos empresariales y así lo trabajamos de manera coherente con nuestros propios valores en QMT, como empresa líder en interim management personalizado.

La autenticidad mejora la reputación del profesional, aumenta la credibilidad, fomenta la confianza entre compañeros, facilita la rápida resolución de problemas y promueve el trabajo en equipo.

La autenticidad de una empresa (y también da cada uno de los profesionales) viene definida por su propuesta de valor y expresada en su posicionamiento, que deben de ser coherente con lo percibido.

El propósito y los valores de una empresa se tienen que vivir, y facilitarlo a todos los stakeholders es una de las tareas de los líderes de hoy en día con puro talento directivo.