Interim manager vs. consultor externo

Interim manager vs. consultor externo

Un interim manager y un consultor externo son roles que se pueden contratar para enfrentar desafíos específicos en una empresa, pero cada uno ofrece enfoques y beneficios diferentes.

Aquí hay algunas razones por las que, en ciertos casos, un interim manager puede ser una mejor opción que un consultor externo.

7 razones:

  1. Implicación directa en la ejecución

El interim manager asume un rol directivo dentro de la empresa, lo que significa que no solo da recomendaciones, sino que se hace responsable de ejecutarlas. Es parte del equipo y tiene autoridad para tomar decisiones y liderar los cambios.

En cambio, un consultor externo generalmente se limita a realizar análisis, diagnósticos y ofrecer recomendaciones, pero no está involucrado directamente en la implementación o en la gestión del día a día.

 

  1. Responsabilidad directa y resultados

El interim manager es responsable del éxito o fracaso de los proyectos en los que está involucrado. Al estar temporalmente dentro de la estructura organizacional, su enfoque está en obtener resultados tangibles y medibles.

En cambio, un consultor externo, aunque sus recomendaciones pueden ser valiosas, rara vez es directamente responsable de los resultados, ya que depende de la empresa implementarlas correctamente.

 

  1. Adaptación rápida y conocimiento interno

El interim manager se incorpora como parte de la estructura interna de la empresa y, debido a su rol temporal pero ejecutivo, se adapta rápidamente a la cultura organizacional y al entorno operativo. Esto le permite entender mejor los matices y problemas reales de la compañía.

En cambio, un consultor externo puede necesitar más tiempo para comprender a fondo la cultura y los procesos internos, lo que a veces limita la efectividad de sus recomendaciones.

 

  1. Velocidad de implementación

El interim manager como tiene autoridad directa, puede actuar rápidamente para corregir problemas o implementar nuevas estrategias sin pasar por los largos procesos de consulta que muchas veces implican los consultores externos.

En cambio, un consultor externo suele proponer soluciones, pero depende del equipo interno para implementarlas, lo que puede llevar a demoras si hay resistencia o falta de alineación.

 

  1. Costes y eficiencia

El interim manager a pesar de que puede parecer más caro a corto plazo, el hecho de que se enfoque tanto en la ejecución como en la toma de decisiones rápidas puede traducirse en una mayor eficiencia y en la reducción de costos a largo plazo.

En cambio, los costes de un consultor externo pueden parecer más bajos inicialmente, los proyectos a menudo se alargan y se hacen más caros si no se implementan correctamente o si se requiere volver a contratar consultores para ejecutar las soluciones.

 

  1. Integración en la estrategia a largo plazo

El interim manager como forma parte temporal del equipo de liderazgo, puede alinearse más fácilmente con los objetivos estratégicos de la empresa y tomar decisiones que estén en consonancia con la visión a largo plazo.

En cambio, un consultor externo a menudo está más centrado en problemas específicos y puede no considerar todos los factores estratégicos y operativos que una empresa enfrenta a largo plazo.

 

  1. Confianza y relación con el equipo

El interim manager como está inmerso en la operación diaria, puede desarrollar relaciones de confianza con el equipo, lo que facilita la gestión del cambio y reduce la resistencia interna.

En cambio, un consultor externo suele verse como un outsider, lo que puede generar desconfianza o resistencia por parte de los empleados, dificultando la implementación de sus recomendaciones.

 


Conclusión:

Un interim manager es generalmente mejor cuando se necesita alguien que pueda tomar las riendas rápidamente, actuar como parte del equipo de liderazgo y asumir la responsabilidad directa de la ejecución y los resultados.

Por otro lado, un consultor externo puede ser más adecuado para proyectos de diagnóstico o planificación estratégica, donde la implementación depende más de la estructura interna de la empresa.