Por qué los interim managers son directivos de alto rendimiento

¿Por qué los interim managers son directivos de alto rendimiento?

Según Brian Tracy: «Si desarrollas los hábitos de pensamiento de la gente exitosa, te convertirás en una persona diferente». Estos hábitos serían la “forma física mental”. Del mismo modo que te pones en forma si vas a un gimnasio regularmente, desarrollar el hábito del aprendizaje continuo, permite que las personas normales, se conviertan en las que tienen mejores resultados en sus sectores.

Estas formas de pensar, del mismo modo que ocurre con los hábitos más poderosos, aquellos que James Clear denomina “atómicos”, se aprenden mediante la práctica y la repetición.

Los interim managers piensan de una manera muy diferente a los directivos en plantilla. Desarrollan una serie de hábitos en su manera de pensar que les hace ser más rápidos, precisos y determinados que el resto de los ejecutivos. Estas habilidades les permiten alcanzar objetivos exigentes en plazos de tiempo relativamente cortos.

Como sabemos, los interim managers son directivos expertos que se incorporan a una empresa durante el tiempo necesario para liderar situaciones que “ya han vivido antes con éxito”, como son implementar cambios estratégicos, gestionar retos sobrevenidos, o cubrir vacantes eventuales en la alta dirección.

Su eficacia radica en diversas razones que los convierten en directivos de alto rendimiento.

 

Piensan en el futuro y deciden en el presente

Los interim managers se caracterizan por tener una visión global, que les posibilita entender rápidamente el modelo de negocio, integrarse en la cultura del cliente, y visualizar cómo será la empresa en el futuro.

La primera forma de pensar que practican los interim managers es la «orientación del futuro». Los interim managers desarrollan el hábito de la idealización.

En este proceso de idealización, alejan sus pensamientos de la situación presente y se imaginan un futuro perfecto para la empresa, sus finanzas, su equipo, su ambiente laboral y en cualquier otro ámbito de la compañía.

Además de preocuparse por los detalles del momento presente, se preguntan: «¿Cómo me gustaría que fuera esta empresa en el futuro?».

Desarrollan el hábito de practicar lo que Brian Tracy denomina el pensamiento «regreso del futuro». En este tipo de pensamiento, se proyectan hacia el futuro para imaginarse cuál sería el resultado ideal en todos los aspectos de tu empresa en los que tienen influencia. Después, regresan al presente y se preguntan: «¿Qué debería hacer, desde hoy mismo, para crear el futuro ideal que deseo para mi empresa-cliente?».

También desarrollan el hábito de la «perspectiva a largo plazo». En lugar de concentrarse, continuamente, en el momento y en las acciones y gratificaciones inmediatas, piensan a largo plazo sobre lo que quieren y hacia dónde va la organización.

Los interim son conscientes de que cuanta mayor claridad tenga sobre lo que quieren conseguir en el futuro, mejores decisiones tomarán en el presente.

Si idealizas y practicas el pensamiento a largo plazo marcarás unos objetivos y unas prioridades mucho más acertadas en tu día a día.

 

Enfocados en alcanzar los objetivos

La orientación hacia los objetivos es otra cualidad que practican los interim managers y en general, por supuesto, la gente exitosa.

Siguiendo a Tracy, si en la orientación al futuro se desarrolla una imagen clara e ideal de lo que se quiere conseguir en ese futuro, con la orientación a los objetivos esa imagen se convierte en las metas y en los hitos específicos cuantificables y detallados que se deben cumplir para alcanzar esa visión ideal del futuro.

Los interim managers desarrollan el hábito de la orientación a resultados. Analizan los objetivos que deben alcanzar, reflexionan, y planifican detalladamente todo lo que deben conseguir en sus misiones.

Destaca, por lo tanto, su habilidad para trasladar ese análisis global a un plan de trabajo detallado, con KPIs, asignación de responsabilidades y de recursos, que conduce a los éxitos de la misión en marcha. Además, diseñan diferentes etapas que permitan obtener resultados progresivos, motivar al equipo, y realizar una adecuada gestión del cambio.

 

Sentido de urgencia y logros continuos

Los interim managers lideran habitualmente situaciones de transición o transformación empresarial. Son proyectos con una duración entre 6 y 18 meses. Durante este tiempo gestionan con sentido de urgencia, y se centran en conseguir los objetivos acordados con el empresario o con el CEO en el plazo convenido. Esto es lo que en QMT denominamos “rendimiento extraordinario”

No obstante, no es suficiente con alcanzar los resultados al final del proyecto. Prestar atención a los detalles, identificar quick wins y ejecutarlos permite incrementar la motivación de la empresa y del equipo, y su compromiso con el proyecto. Todo ello incrementa exponencialmente las opciones de éxito.

Su habilidad para centrarse en lo importante, y en alcanzar logros progresivos, es, sin duda, una de sus fortalezas.

 

Transferencia del conocimiento y resultados duraderos

Habitualmente, el plan de trabajo no finaliza con la fecha de conclusión de la misión. Esa fecha es un hito que delimita el fin del cambio o la transformación deseada, pero cuyos beneficios deben seguir alimentando la cuenta de resultados de la empresa.

Dicho de otro modo, el proyecto debe ser gestionado a partir de ese momento en un modo “business as usual” que consolide los logros alcanzados y asegure sus resultados a largo plazo.

Los interim managers, incluyen como parte de su plan de trabajo, acciones específicas que aseguran la transferencia del conocimiento. Estas acciones deben ser consensuadas previamente con la empresa para asegurar que son las más adecuadas al proyecto en curso y a las capacidades del equipo. Ejemplos de esta transferencia son la formación de un miembro del equipo, la incorporación y formación de personas internas o externas a la organización, o la redacción de políticas y procedimientos.

 

Miden la rentabilidad de sus esfuerzos

Uno de los hábitos más característicos de los interim managers es el de la planificación estratégica personal, que los lleva a aumentar la rentabilidad de sus esfuerzos, al estar orientados a la consecución de sus objetivos de forma consistente.

Los interim managers se plantean continuamente las siguientes cuestiones, y convierten la respuesta en el motor de sus acciones diarias:

  1. ¿Por qué me pagan?

¿Para qué me han contratado? ¿Qué logros esperan de mí? ¿Qué resultados específicos y cuantificables quieren de mi trabajo?

  1. ¿Cuáles son mis tareas más valiosas?

Las tres tareas más importantes de mi día a día suponen el 80 % de mis resultados, el resto son de soporte. ¿Cuáles son?

  1. ¿Qué tareas sólo puedo hacer yo?

Hay tareas en la que destaco más que nadie y aportan mucho valor a la empresa, ¿cuáles son?

  1. Si sólo pudiera hacer una cosa hoy, ¿cuál sería?

Soy efectivo desarrollando mis habilidades en el core de mi trabajo.

  1. ¿Cómo puedo utilizar mejor mi tiempo?

Los interim managers desarrollan el hábito de trabajar de manera consistente en lo que genera más rendimiento que cualquier otra cosa en un momento dado. Practican el Deep Work, es decir, realizan las tareas de manera plena, evitando distracciones e interrupciones; y así pueden ofrecer la mejor calidad posible.

 Adicionalmente, los interim manager de QMT, junto con sus socios, aplican la metodología Los Ejes del Progreso®. Esta metodología permite una adecuada planificación del proyecto, realizar una ejecución realista, un seguimiento orientado a la identificación temprana de riesgos, y una adecuada transferencia del conocimiento para que la empresa obtenga rendimientos sostenibles a largo plazo.

Se estima que los interim que siguen un método fiable para definir sus objetivos, incrementan hasta diez veces las posibilidades de conseguirlos. No es solo una teoría, sino también parte de la experiencia empírica de QMT en todas sus misiones.